6 formas de motivarte y recuperar el ánimo

Podemos decir que la desmotivación es la falta de ganas por hacer algo que quieres o sabes que tienes que hacer. Una falta de compromiso a actuar.

La desmotivación no viene de un único problema, sino que existen muchas situaciones que te pueden hacer sentir así.

En consecuencia, no es posible vencer este estado siempre de la misma manera.

Las típicas frases como: «establece metas», «crea listas de tareas pendientes» o «controla tu progreso» serán ineficaces si no sabes cuál es el origen de la desmotivación.

En este artículo vamos a ver 6 posibles causas que te pueden hacer sentir falta de motivación junto con las acciones a realizar en cada caso para ayudarte a cambiar la situación. 

I. DESMOTIVACIÓN POR MIEDO

Cuando tienes miedo una parte de ti se enfoca en mantenerte a salvo y a evitar cualquier amenaza exterior.

Esta emoción nos ha permitido evolucionar a lo largo de miles de años, sin embargo, los miedos actuales no son como los de antes, pero nos hacen sentir igual. A pesar de la seguridad actual, el miedo te evita seguir adelante.

Para superar esta situación, debes lidiar con tu miedo. Empieza por nombrar tus miedos para que salgan a la luz. Posteriormente pregúntate: «¿Por qué tengo miedo de que eso suceda?» «¿Cuáles son las posibilidades de que eso suceda realmente?» 

Revisa hechos, como estudios y estadísticas, que te ayuden a comprender el impacto real de tu miedo. Una vez los racionalices comprobarás que muchos son infundados y no suponen un gran peligro.

II. DESMOTIVACIÓN POR FALTA DE CLARIDAD

Nos gusta lo que nos es familiar y cercano y nos resistimos a lo desconocido y lejano.

Si quieres perseguir un objetivo, este tiene que ser preciso. No basta con imaginarlo, tienes que ser capaz de transformarlo en palabras. Repítetelo a menudo o apúntalo en un lugar visible. De esta forma se volverá cada vez más familiar.

Por otro lado, puedes tener claro tu objetivo final, pero si no has dedicado tiempo a dividirlo en objetivos más pequeños a corto plazo, te resultará muy complicado llegar a alcanzarlo y puede hacer que te estanques.

El establecimiento de objetivos, planificación y organización puede ser una estrategia útil en este caso.

Examina tu objetivo y saca objetivos a medio y corto plazo que impliquen acciones concretas. De esta forma, tu objetivo pasará de ser un gran muro a ser una escalera con peldaños fácilmente superables.

Como en la filosofía kaizen, busca lograr grandes cambios a través de pequeños retos.

III. DESMOTIVACIÓN POR UN CONFLICTO DE VALORES

Nuestro cerebro busca la coherencia. Que las piezas encajen nos hace sentir bien.

Tus principios y valores son fundamentos que rigen tu vida y tus acciones. Tus acciones se apoyan en ellos y así se crea tu carácter.

Si en el camino de tu objetivo, debes ir en contra de tus principios o valores, será difícil proseguir. Tu cerebro entrará en contradicción.

Para superar este escollo, necesitas ver qué valores se ven afectados y buscar una manera de llevar a cabo tus acciones de forma que sean coherentes contigo mismo.

Al analizar cómo avanzar en línea con tus principios, es posible que encuentres nuevos caminos y estrategias.

Si el conflicto se debe a la superposición de dos valores propios, arroja claridad priorizando uno sobre el otro.

IV. DESMOTIVACIÓN POR FALTA DE AUTONOMÍA

Todos tenemos un centro de toma de decisiones en nuestro cerebro. 

Tener cierta autonomía para decidir qué, cuándo, cómo y con quién haces las cosas es fundamental para mantener la motivación, la creatividad y la productividad. 

La falta de esta autonomía puede llevar a la desmotivación, puesto que nos hace ver encasillados, como si no dependiéramos de nosotros mismos.

Considera cuanta autonomía tienes en relación con los objetivos que intentas alcanzar. ¿Hay áreas en las que te sientes restringido y controlado? Piensa cómo puedes aumentar el grado de decisión en tus tareas, tiempo, técnica, ubicación y equipo.

V. DESMOTIVACIÓN POR AUSENCIA DE RETOS

Los desafíos son otro ingrediente crucial para la motivación.

Un desafío demasiado grande hará que el miedo aumente y te desmotive. Pero si el desafío es demasiado pequeño nos aburrimos y estancamos. 

Es necesario buscar el punto óptimo, intermedio entre los dos anteriores que te ofrezca oportunidades constantes para dominar nuevas habilidades. 

Revisa tus objetivos. ¿Suponen un reto para ti? ¿Requieren que te esfuerces y aprendas o te anclan a tu zona de confort o, mejor dicho, zona de estancamiento?

Hazlos un poco más desafiantes y busca proyectos que saquen lo mejor de ti.

VI. DESMOTIVACIÓN POR ESTAR SOLO

Somos seres sociales. Aunque a veces sea bueno disfrutar de la soledad, a la larga estamos hechos para colaborar y relacionarnos.

Si pasas demasiado tiempo solo, por ejemplo, trabajando desde casa, si no compartes tus proyectos, triunfos y progresos, la desmotivación puede apoderarse de ti. 

Tómate un descanso y pasa tiempo con alguien con quien disfrutes. Te sorprenderás del impacto motivador que esto tiene y en la claridad y productividad cuando vuelvas al trabajo.

También puedes buscar formas de hacer conexiones en el ámbito laboral o «networking» que refuercen tu lado social.

EN RESUMEN

La desmotivación nos lleva al desinterés y a la pérdida de ganas de realizar lo que queremos o tenemos que hacer.

Los motivos de la desmotivación pueden proceder de diferentes causas. Y debemos abordar cada una de forma específica.

Si estás sin motivación, primero debes analizar de dónde viene ese sentimiento. 

Algunas de las razones pueden ser:

  • Miedo.
  • Falta de claridad.
  • Conflicto de valores.
  • Falta de autonomía.
  • Ausencia de retos.
  • Sentirse solo.

Una vez identificada, implementa la estrategia oportuna para volver a encontrar tu motivación. ¡Tu salud te lo agradecerá!

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