¿Por qué ser optimista? El poder de la positividad

Ver el vaso medio lleno o medio vacío es la clave fundamental para enfrentarnos a cada una de las situaciones que van apareciendo a lo largo de nuestro recorrido vital. Y es que ser optimista o pesimista va a determinar el resultado final, además de tener una influencia directa en nuestro bienestar físico y mental. Pero ¿sabemos realmente lo que es ser optimista y los beneficios que conlleva?

La positividad y sus beneficios desde el punto de vista psicológico

Muchas personas confunden tener un pensamiento positivo con ignorar aquellas circunstancias o situaciones, poco agradables, que se presentan en nuestra vida. Gran error. El pensamiento positivo, utilizando el ejemplo clásico, te hace ver el vaso medio lleno. Es decir, vas a sacar la mejor experiencia de esa situación, encontrando las claves ideales para solucionarla o mejorarla. En el caso del pesimista solo verá oscuridad, haciendo que su ánimo decaiga y que aparezcan síntomas como la ansiedad y el estrés.

Los pensamientos positivos nacen a partir del diálogo interno. Se trata de una conversación íntima, automática y, casi, inconsciente, que mantenemos con nuestro yo interior. A lo largo de este diálogo van surgiendo pensamientos que pueden ser racionales, más encaminados hacia la positividad, o ideas sin fundamento y presunciones capaces de originar pensamientos negativos. Del porcentaje de unos y otros dependerá tu actitud ante la vida.

El pensamiento positivo y la salud

Tener pensamientos positivos es beneficioso para la salud, especialmente para la psicológica y emocional. A lo largo de la vida son muchas las situaciones en las que vamos a tener que enfrentarnos a momentos delicados que nos pueden producir ansiedad y angustia. Mantener una actitud positiva frente a ellos, va a aminorar el impacto que estas situaciones provocan.

Otro de los beneficios es la reducción en los casos de desánimo y depresión. Uno de los grandes motivos que llevan al ser humano a los estados de tristeza profundos suelen estar empujados por los pensamientos negativos.

En definitiva: la positividad nos va a ayudar a ser más dichosos, comunicarnos con más alegría con los demás y con nosotros mismos, consiguiendo una vida más armónica y equilibrada. Algo que bien puede asemejarse a la felicidad.

Y todo ello va a repercutir, también, en nuestro cuerpo físico. No en vano, y según ha demostrado un estudio realizado por investigadores estadounidenses y publicado en la revista científica Geriatrics Healthcare Professionals, el optimismo aumenta la esperanza de vida en un 5,4%.

el poder de la positividad

Los mejores trucos para pensar en positivo

Del mismo modo que practicar deporte o llevar una buena alimentación requiere de esfuerzo, crear pensamientos positivos también precisa de una práctica constante. Es así como implementar buenos hábitos, tanto físicos como psicológicos que nos conduzcan hacia una vida más plena, debe ser una prioridad.

Tanto si tienes tendencia habitual a tener pensamientos negativos, como si estás pasando por una mala racha, puedes tener en cuenta algunos de estos consejos que te ayudarán a desecharlos de una forma efectiva.

Centrarse en lo que está saliendo bien

Al cabo de un día suceden muchos acontecimientos y no todos son negativos. Así que vamos a hacer una lista de aquellos que han dado algún rayo de luz a la jornada. Quizás hablaste con aquel viejo amigo que hacía siglos no veías, recibiste una llamada de un familiar muy querido o un inesperado aumento de sueldo. Para ello, te ayudará practicar la meditación.

Tomar las riendas de los pensamientos

En el momento en el que aparecen los pensamientos negativos es cuando debemos tomar el control. Ver de dónde parten y cómo darles la vuelta para sustituirlos por otros más positivos. Nosotros debemos llevar las riendas. ¿Sabías que prácticamente el 90% de las cosas que nos preocupan nunca llegan a suceder?.

Ser agradecidos con todo lo que nos rodea

Desde que nos levantamos hasta que volvemos a la cama, tenemos que dar infinidad de gracias por un montón de cosas. Intenta buscar aquellas por las que sentirse agradecido: salud, familia, amigos o trabajo. Hacer una lista con 3, será suficiente. Toma como hábito incorporar esta lista a tu momento de meditación diario.

Aprovechar para aprender la lección

Quizás nos encontremos pesimistas porque algo negativo ha sucedido. Mirar de frente esa circunstancia, investigar cuál ha sido el motivo y qué enseñanza puede estar ofreciéndonos. Aprender a través de la experiencia es, sin duda, la mejor forma de sacarle partido a la vida.

Adoptar una vida saludable

Practicar ejercicio de forma habitual o llevar una alimentación equilibrada son dos claves perfectas para adoptar una vida saludable. Aunque parezca que se centra solo en la forma física, también hará que tu percepción de los problemas cambie. De la relación del deporte o los hábitos saludables y los estados de ánimo ya te hablamos en el artículo de la dopamina y la serotonina.

Proyectarte en el futuro

Otra buena técnica es dejarse llevar por la imaginación y verse en un futuro con todo aquello que se anhela y desea. Dejar que la felicidad nos invada y permitir que todas las cosas buenas vayan sucediendo a su debido tiempo.

Ser benevolentes con uno mismo

A menudo somos demasiado exigentes con nosotros mismos. No nos permitimos fallos y, si los tenemos, nos machacamos sin opción a perdonarnos. Es necesario trabajar la autoestima para conseguir ser una persona positiva.

Positividad tóxica o el exceso de optimismo

Llegados a este punto ya conocemos todos los beneficios que nos ofrece tener una actitud optimista en la vida. Sin embargo, es necesario conocer el límite que separa un optimismo sano, de aquel que resulta especialmente tóxico. Aunque pudiera parecer una contradicción, el optimismo tóxico existe y, además, provoca ciertos problemas emocionales que es necesario tener en cuenta. Al menos así lo afirma el psicólogo Konstantin Lukin.

La positividad tóxica consiste en mantener una actitud optimista y positiva frente a cualquier problema o situación adversa que se presente en la vida. Sencillamente se mira hacia otro lado, se oculta o se ignora. Con ello se consigue enterrar esos sentimientos y emociones que deben ser vividos y experimentados de igual forma que los felices.

De ahí que ser siempre un ser positivo se convierta en una actitud negativa. Esta necesidad continua de negar u ocultar estas emociones poco satisfactorias no es nada conveniente. Acumular y enmascarar la tristeza, el resentimiento o el enfado puede provocar el efecto contrario: que aumente y crezca en el interior sin ser debidamente procesado.

Después de todo lo visto y leído, seguro que estamos de acuerdo que mantener una actitud optimista es fundamental para llevar una vida sana y equilibrada. Sin embargo, debemos ahondar en la idea de ser positivos desde una perspectiva realista, porque como diría John C. Maxwell: «Algunas veces se gana y otras, se aprende».

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